El cuadro Fiorella muestra el rostro de una persona cuya piel está pintada con una variedad de colores brillantes. Estos colores están aplicados de manera abstracta, cubriendo su rostro y partes de los brazos con patrones que parecen aleatorios, creando un efecto vibrante y moderno. La figura parece estar posando con las manos detrás de la cabeza, lo que le da un aspecto relajado o meditativo. El fondo es oscuro, lo que resalta aún más los colores del cuerpo y el rostro.
Es un estilo que recuerda al body paint artístico, con un enfoque en la expresión a través del uso del color y la forma humana.
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